- ¡El mar tiene un tapón, maestro!
- Eso no puede ser...
- ¡Que si, que lo he visto!
- No digas tonterías, Antonio...
Y abrí el cuaderno de Lengua donde lo dibujé y lo titulé "El tapón del Mar".
El mar tiene tapones. El mundo las tiene. Las mentes las tiene. La mente también rellena lo que no conoce con lo que puede. ¿Qué hay más en el mundo que vivimos, personas con tapones en los oídos o en la cabeza para no escuchar o pensar, o huecos en nuestro saber rellenados con lo que podemos?
¿Y sabremos no tirar todo por el sumidero? El tapón ya sabemos donde está... pero, ¿Y el desagüe?
han visitado la Luna conmigo. Este blog no hace apología del comunismo ni de la URSS.
Joé, qué molestos los tapones. Sobre todo los de cerúmen. Y... las legañas? Esas que no salen por mucho que te frotes los ojos con los kleenex del conocimiento. Aunque lo peor pueden ser los dolores de muelas que nos impiden hasta hablar.
ResponderEliminarCoñe, si parezco los tres monitos: No ver, no hablar, no oir.
Pensaba que te había contestado...
ResponderEliminarLos tapones de cerumen ¡Que jodíos son! Este verano he tenido uno y no ha sido el primero...
Ah, que tu ibas en otro sentido, vale vale... xD